Durante más de 600 años, sólo los pingüinos de Adelia vivían a lo largo de las glaciales costas del oeste de la península Antártica, en la región de Palmer. En nidos cercanos a la Estación de Palmer, Steven Emslie, ornitólogo y paleontólogo de la Universidad de Carolina del Norte, encontró huesos de pingüinos de Adelia que datan del siglo XIV. Pero otras dos especies de pingüino se han trasladado allí, debiado, al parecer, a un período de calentamiento de 50 años en el que las temperaturas invernales han aumentado entre 4 y 5ºC y la cantidad de hielo en torno a la península ha disminuido. "Los Adelia necesitan los bordes del hielo compacto para encontrar alimento", dice Emslie. Cree que su número disminuye al reducirse el hielo. Los pingüinos barbijo, que obtienen el alimento en aguas abiertas y no se ven afectados por el deshielo, empezaron a llegar en los años cincuenta. Los gentús, normalmente una especie subantártica, aparecieron aquí por primera vez en 1975.
(National Geographic 1998)
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